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domingo, 27 de noviembre de 2011

VIDA EN LA CORTE!


La pura verdad es que era una suerte que Estefanía  tuviese en Viena a su hermana Luisa...porque, en el ámbito familiar de los Habsburgo, no encontró precisamente la más calurosa de las acogidas.

A Rodolfo se le habían propuesto otras princesas como posibles consortes dignas para él. Entre ellas, habían figurado la princesa Mathilde de Sajonia o la infanta Eulalia de España. Probablemente, cualquiera de ellas hubiese suscitado una bienvenida menos seria y ceremoniosa en el emperador Francisco  José. A decir verdad, Francisco  José era introvertido, retraído, un tanto envarado y solemne: no podía esperarse en él una reacción espontánea de afectuosa bienvenida hacia ninguna. Pero en el caso de Estefanía, la llegada de la muchacha removía viejos recuerdos que se había pretendido echar en el olvido durante años. Décadas atrás, el hermano que seguía en edad a Francisco  José, el archiduque Maximiliano, también se había casado con una princesa de Bélgica: Charlotte, hermana de Leopoldo II, tía carnal de esa Estefanía. Rodolfo puso el mayor empeño en compartir sus aficiones, intereses y actitud vital con Estefanía.

sábado, 12 de noviembre de 2011

·PERIODISTA!

Como se sabe, Rodolfo escribió trabajos científicos y artículos políticos, donde critico la manera de gobierno de su padre. Estos artículos fueron publicados en la revista neues tagblatt weiner, por supuesto de forma anónima. Con la editorial de moriz szeps, con quien se hizo amigo Rodolfo, se mantuvieron en el anonimato los manuscritos. El príncipe se dirigía de forma directa y sarcástica.

Rodolfo también se esforzó por la reconciliación entre los judíos y los cristianos, para eliminar las disparidades sociales, económicas y educativas y lograr un buen patriota austriaco. Rodolfo se encontró entre la roca, por un lado el odio de la nobleza, antisemitas y nacionalistas, por otra parte, la admiración de los liberales, los intelectuales burgueses, los no católicos y los judíos.

Como Rodolfo dijo a szeps cuando la distribución general del papel para los artículos estaba prohibido: “hemos sido expulsados a las tinieblas… y es en parte obra de los jesuitas, que están estrechamente relacionados con todos los miembros mas influyentes de la familia imperial. No seme permite mover, y se han vuelto tan desconfiados de todo el mundo a mi alrededor que la vida se esta convirtiendo en una tortura.

domingo, 6 de noviembre de 2011

LA FAMILIA BALATAZZI-VETSERA

La familia baltazzi era un linaje griego de la isla de quíos.Albin vetsera tenía toda la intención de casarse con helena, una chica guapa con una fortuna recibida a la muerte de su padre theodore de seis millones de francos (casi nada…). La boda se celebro en la capilla de la embajada británica en Estambul. Al abandonar Constantinopla para instalarse en Austria, helena baltazzi y su marido albin vetsera (casados en 1864) escogieron una villa residencial de la alta burguesía vienesa.

En 1871, el mismo año del nacimiento de maría, la tercera de sus hijos, albin vetsera recibió del emperador su carta de nobleza con el titulo de barón. La pareja tuvo cuatro hijos: ladislas (con un trágico final en el incendio del burgtheater de Viena 1887), johanna (conocida como hanna), maría alexandrina y francisco (conocido como fery).
La Baronesa helena Vetsera causaba sensación con su tipo: morena, de ojos garzos y modales de Basilisa bizantina. Su exuberancia levantina era matizada por su sangre inglesa y la educación afrancesada que había recibido. Era una mujer que sabía escuchar pero que muy a menudo guardaba para ella sus propios juicios; su rostro era más bien afilado, los ojos ligeramente sombreados por un velo de ojeras, los labios carnosos que cerraba con gesto de firmeza pero que se transformaba a veces en una mueca de desprecio. Su mirada era magnética, a veces insoportable para su interlocutor. 

Poco tiempo después de su instalación en Europa, el barón albin vetsera se retiro al servicio diplomático para asumir la administración de la fortuna del sultán, lo que lo llevaba a ausentarse a menudo de Viena. Muy pegada de su rango y del honor de su familia, helena había sentido cruelmente las miradas y el trato ligeramente condescendiente de algunas de sus amistades ya que, pese a sus orígenes y a su tren de vida principesco, los baltazzi-vetsera tenían las puertas cerradas del gran palacio de la hofburg.
Los hermanos de helena: Alexander, hector, aristides y enrique, se habían convertido en personajes socialmente distinguidos y agasajados. Tras pasar una época en Inglaterra, decidieron hacer prosperar grandes establos para la cría de excelentes caballos de carreras en Hungría y fundaron en Viena el Jockey Club, una reproducción del English Jockey Club. 

Cuando estaban en territorio británico, los Baltazzi se codeaban con gente como el príncipe de Gales y los principales miembros de la aristocracia. En Belvoir Castle, residencia del duque de Rutland, lograron ser presentados a la emperatriz Elisabeth "Sissi" de Austria, que siempre se dejaba rodear por personas especialmente vinculadas a todo lo que tuviese que ver con equitación y monterías. A partir de ahí, todo fue coser y cantar. Los hermanos Baltazzi pronto se convirtieron en amigos del capitán George "Bay" Middleton, el "entrenador personal" de la emperatriz Elisabeth, y, asimismo, recibían constantes invitaciones a las monterías que se organizaban en la residencia predilecta de la emperatriz Elisabeth, el palacio de Gödöllo, cerca de Budapest. En resumen: los Baltazzi-Vetsera eran un gran clan con aspiraciones. Su espectacular progresión social les hacía todavía más ambiciosos. Helena, al quedarse viuda de Albin von Vetsera, centró sus aspiraciones en el porvenir de sus retoños.